“La risa, remedio infalible”

Por Elsa Pena Nadal

Mi padre estaba suscrito a unas revistas llamadas Selecciones del Reader’s Digest, las que, después de cada cierto numero de páginas, y al final de los artículos, contenían varios chistes cortos bajo el titulo “La risa, remedio infalible”.

Estas secciones eran lo primero que mis hermanas y yo leíamos de dicha publicación, siendo aún muy niñas y sin tener ninguna idea de que, ciertamente, la risa, cual eficaz medicina, contribuye a mantenernos en salud; y en algunos casos, hasta a restaurárnosla.

En ese tiempo tampoco iba yo a imaginar que muchos años después, los editores de esa misma revista, me mandarían un chequecito a domicilio, en tres ocasiones, como pago por mis contribuciones, precisamente, a esa sección de chistes. A cincuenta dólares y después a 75, pagaban por cada uno de los chistes que ellos publicaran.

Chistes por supuesto, inéditos y breves; los que para mi no fueron nada difícil de escribir, toda vez que me limitaba a contar las jocosas experiencias que me tocó vivir durante los primeros años de la crianza de mis hijos.

Esta mañana, mientras me disponía a desechar unos periódicos viejos, leí una información que primero llamó mi atención, por lo absurda e insólita, y luego me provocó tanta risa que además me sirvió de inspiración para escribir este artículo.

Así que hablemos de la risa y de lo que de ella dicen los científicos. Si después de leer esto, los que tienen “cara dura”, no cambian de actitud, habrá que considerarlos poco menos que suicidas. Porque como polos opuestos de una misma cuestión, la risa es tan beneficiosa a la salud, como dañoso es a ella, el estrés.

La risa es una reacción biológica de los humanos a situaciones de humor o graciosas; aunque investigaciones científicas demuestran, que algunas especies animales también ríen; tales como alguna variedad de monos y orangutanes, perros y ratas; razón que hace colegir a los investigadores que la risa es de origen evolutivo y genético.

Las ratas y los perros emiten sonidos en sus juegos grupales, muy similares a la risa de los bebés, según dicen los estudiosos de las emociones positivas, la risa y la empatía.

En mis propias “investigaciones”, realizadas en Internet--en YouTube y Wikipedia, específicamente—encontré que ha sido demostrado que hay partes del sistema límbico involucradas en la risa; siendo este sistema limbico aquella parte del cerebro, asociada a las emociones que nos ayudan con las funciones de supervivencia básica.

En este sistema hay dos estructuras relacionadas en la producción de la risa: la amígdala y el hipocampo. Se dice que la risa se origina en la zona prefrontal de la corteza cerebral, la parte mas evolucionada del cerebro; zona en la que reside la creatividad, la capacidad de pensar en el futuro, y la moral.

La risa en nosotros los humanos, tiene varias características, todas beneficiosas para nuestra salud física y mental: favorece la digestión pues aumenta las contracciones de todos los músculos abdominales y aumenta el ritmo cardíaco y el pulso, al estimular la liberación de hormonas endorfinas las cuales contribuyen a mantener la elasticidad de las arterias coronarias, evitando episodios cardíacos.

También reduce la glucosa en la sangre; facilita la evacuación debido al masaje que reciben las vísceras y nos libera del temor y la angustia; oxigena la sangre y los tejidos. Cinco minutos de risa espontánea, equivalen a 45 minutos de ejercicio ligero.

La risa se clasifica dependiendo de su duración o tono, desde una risita a una risotada o carcajada; y tenemos que hay risitas nerviosas o irónicas, cascabeleo, o mezcladas con fuerte tos y hasta con lágrimas. La sonrisa en una forma suave y silenciosa de la risa, muy apreciada en los bebés, los que a partir de los cuatro meses, responden a los estímulos con una risa más bulliciosa.

Los niños se ríen hasta 200 veces al día; en tanto que los adultos, no mas de 15 a 20 veces diarias. Mi abuela decía que los angelitos les hacían cosquillitas a los niños, razón por la cual estos se ríen hasta cuando están dormidos.

Se dice que la laxitud o relajación que nos provoca la risa, es un inhibidor de una respuesta agresiva. Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas, el poder de liberar al organismo de la energía negativa, y esto quedó demostrado mas adelante por científicos que afirman que el córtex cerebral, libera impulsos eléctricos negativos, un momento después del inicio de la risa; hecho que ha afianzado el uso de la técnica de la risoterapia.

Y es que las endorfinas, especialmente las encefalinas, tienen la capacidad de aliviar el dolor, e incluso de enviar mensajes desde el cerebro hasta los linfocitos y otras células para combatir el virus y las bacterias; teniendo también estas endorfinas liberadas cuando reímos, un papel esencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresión.

La risoterapia estimula la producción de distintas hormonas cuyo cometido es potenciar el sistema inmunológico en general y facilitar la superación de diferentes y dañinos bloqueos; de ahí que en Estados Unidos, México y otros países, se permita la visita programada de grupos de voluntarios que, vestidos de payasos y mimos, asisten a darles apoyo emocional a los enfermos; especialmente a niños afectados de cáncer y sida.

Al reírnos de buena gana y de forma espontánea, natural, como reacción a un estímulo externo, movemos unos 400 músculos del cuerpo, incluidos algunos del estomago que solo se pueden estimular mediante la risa. Se lubrican y limpian los ojos con las lágrimas; la carcajada hace vibrar la cabeza y destapa la nariz y el oído y elimina toxinas con el masaje interno del movimiento del diafragma; ayudando a reducir los ácidos grasos y las sustancias tóxicas; previniendo el infarto y facilitando el sueño.


“Aléjame de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños”,-- expresó Khalil Gibrán; y a Víctor Hugo se atribuye la frase: “La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano”; en tanto que el laureado escritor chileno, Pablo Neruda, dijo que, “la risa es el lenguaje del alma”. Y es muy cierto que, como dijera Erasmo de Rótterdam, “reírse de todo es propio de tontos, pero no reírse de nada lo es de los entupidos”.

Así vemos que, seguidores de Joaquín Balaguer, han considerado a este ex presidente como si fuera un santo. Esto así, porque Balaguer, aún estando vivo, le hizo un milagro personal a cada uno de ellos. Y se entiende su devoción, ya que sin tocarles la lotería ni recibir una herencia y sin haber sido exitosos profesionales ni comerciantes, fueron convertidos en millonarios y “personalidades” de la sociedad dominicana. Así, como arte de magia.

De esta insólita creencia, será que se deriva la petición que hiciera el mes pasado al Vaticano,-- y que leí yo esta mañana en un periódico viejo,-- el doctor Alberto Gautreaux, presidente de la Corriente Unitaria del Balaguerismo Histórico. (Analizar las intríngulis del nombre de esta corriente, no viene ahora al caso)

El doctor Gautreaux indicó en su petición, que el ex presidente de la republica fue un misionero dominicano y además, aseguró que el fenecido Papa Juan Pablo II, en su visita a Santo Domingo, consideró que Balaguer era un hombre de bien.

Cuando terminé de leer esta noticia pensé que no hay límites para la estupidez y lo absurdo, y recordé el anuncio de la tarjeta de crédito que termina diciendo que “hay cosas que el dinero no puede comprar”.

La petición, calificada de “sorprendente” por el semanario Cambio, va dirigida nada más y nada menos que al Papa Benedicto XVI, a quien Gautreaux y su corriente histórica, solicitan la beatificación del difunto doctor Joaquín Balaguer Ricardo. Así, como lo están leyendo: ahora quieren beatificar y subir a Balaguer a los altares.

Y a propósito de la risa, ahora recuerdo que las hienas del África también ríen; sobretodo cuando encuentran su comida, la cual consiste en carroña que es carne podrida de restos de animales, y copulan una sola vez al año. Por eso no es de extrañar que Pepito dijera a su maestra de Biología: “Esa hiena que vive tan lejos; que come tan mal y que hace el amor una sola vez al año; de qué carajo se ríe?


elsapenanadal@hotmail.com
La autora es periodista