miércoles, 8 de abril de 2009

Hermosa y peligrosa profesión



POR ELSA PEñA NADAL*

*LA AUTORA es periodista.



El cinco de este mes de abril, los periodistas dominicanos celebramos “nuestro” día. El Colegio Dominicano de Periodistas, CDP, que nos agrupa, elaboró para su celebración, una agenda muy apretada para toda una semana, con diversas e interesantes actividades, a realizarse en todo el país y en sus filiales en el exterior.
La celebración se empaña, sin embargo, con la denuncia de los familiares del periodista y escritor, Narciso González, Narcisazo, quienes se quejan del poco interés por aclarar su desaparición, y llevar a los culpables a los tribunales, que han demostrado los gobiernos durante los últimos quince años

La desaparición de Narcisazo, calificada de “crimen de estado”, ocurrió poco después de la reelección del gobierno de Joaquín Balaguer; el 26 de mayo de 1994. La denuncia fue llevada en su momento, ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, organismo de la Organización de Estados Americanos, OEA.

Según dijera a la prensa Altagracia vuida González, en este organismo le han informado que parte del expediente de ese caso se extravió de sus archivos, por un error de los encargados de la limpieza. Ella le reclama a la OEA, no obstante, apoderar de la querella, a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos.

Nuestra profesión posee un Memorial: un lugar enteramente dedicado a honrar la libertad de prensa y a todos los periodistas que han matado en el planeta, en el ejercicio de su trabajo, desde el 1944 hasta la fecha.

Creado por la ciudad de Bayeux, en Normandía, en colaboración con Reporteros sin Fronteras, este sitio consiste en un paseo campestre puntuado de piedras blancas, en las que están siendo grabados los nombres de los periodistas, a medida que van cayendo en todo el mundo.

En este país, los periodistas tenemos en el local de nuestro gremio, una galería de fotografías de miembros mártires, caídos en el peligroso ejercicio de la profesión; ejercicio al que últimamente se le agrega una nueva amenaza: el silencio que quiere imponerle el narcotráfico.

Y es que el periodismo, esta profesión donde le contamos a la gente lo que hace la otra gente, cubre diferentes y variados escenarios; que van, por ejemplo, desde un estadio de béisbol hasta un campo de batalla; desde el África ardiente donde la gente muere como moscas cada minuto, hasta una cumbre de presidentes en Londres.

Los periodistas tenemos muchos aliados y muchos detractores; somos amados y odiados; solicitados y excluidos. Y dentro de la clase política gobernante, se da el caso de que, sea cual fuere el partido en el poder, cada cierto tiempo se destapa un funcionario, haciendo alusión a unas famosas listas, donde aparecen varios periodistas que reciben cheques en diferentes instituciones del Estado, sin trabajar en ninguna de ellas.

Esas “denuncias” nunca hacen de público conocimiento los nombres de los implicados, aunque así lo solicite en cada ocasión el gremio de periodistas. Es obvio que cobrar sin trabajar, en cualquier profesión u oficio, es corrupción y violación a los preceptos éticos.

Ahora bien, el soborno es un delito que comete, tanto el que lo recibe como el que lo otorga.

Sin embargo; a los funcionarios y políticos que dilapidan en sobornos el dinero de los contribuyentes, cabria decirles, citando a Santa Teresa de Jesús: “sois la ocasión de lo mismo que culpáis”. Porque, tal como se pregunta la monja y poetiza: ¿“quien es mas de culpar, la que peca por la paga o el que paga por pecar”?

Cierto es que hay en nuestro país, contados periodistas millonarios; y muy olvidadizos, pues andan por ahí tratando de aparentar, sin lograrlo, que son ricos de cuna; y caracterizándose por su gran habilidad para la extorsión y la adulonería.

Particularmente creo que nuestra profesión esta atravesando por una crisis de valores, debido a la carencia de responsabilidad ética y profesional, exhibida por algunos colegas en su desempeño laboral. Crisis que vemos también, en muchos estamentos de nuestra sociedad

Asimismo, la ciudadanía se queja de que la televisión y la radio, han sido arropadas por la mediocridad, pues los enganchados a comunicadores, están haciendo allí todo lo contrario a informar, formar y educar a la tele audiencia.

En esta profesión, gracias a Dios, hay mucha gente honesta y laboriosa. Pero lamentablemente, digna de mejor suerte; pues al cabo de los años, terminada su vida útil y habiendo actuado con apego a la ética profesional, no contará con una pensión decente para vivir con la dignidad que se merece todo trabajador.

Pero no todo es negativo: el Senado acaba de reconocer a 16 periodistas, cuya larga y ejemplar trayectoria en el ejercicio profesional, constituye un ejemplo de periodismo responsable y es digna de exaltar e imitar por las presentes generaciones de profesionales de la comunicación.

Claro está que, como siempre sucede en estas cosas, colaron uno que otro gato dentro del mismo macuto. Pero esto no quita mérito al reconocimiento hecho por los legisladores a los comunicadores que sí se lo merecen.

Es una hermosa profesión la del periodismo; ya que, ejercida con dignidad, decoro y responsabilidad, contribuye al desarrollo moral, social y económico del país; así como al afianzamiento de nuestra democracia y de las libertades públicas

elsapenanadal@hotmail.com

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